Tus empleados son los mejores representantes de tu negocio.

No cabe duda de que los propietarios de negocios buscan cada vez más ideas sobre cómo difundir las ventajas y bondades de sus empresas hacia los segmentos de clientes demandantes de sus servicios.

Debido a las circunstancias que atraviesa nuestra economía, el ahorro de costes es un elemento primordial en las PYMES. Toda campaña publicitaria conlleva, como es lógico, la subcontratación de empresas especializadas en este sector de la publicidad y, por ende, eso supone un coste que no siempre es efectivo y productivo.

¿Y si tuviera dentro de mi organización los elementos y protagonistas de mi futura campaña de publicidad a un coste mínimo y enfocado en los resultados?

¿Quién mejor que nadie conoce con detalle la empresa?  Es evidente que los trabajadores, pues pasan muchas horas cada día al frente de ella, cubriendo necesidades y ofreciendo beneficios derivados de los productos.

Podemos decir que nuestros trabajadores son los mejores representantes publicitarios de nuestra marca, son los que más credibilidad generan y, por ello, son la base fundamental para el desarrollo de campañas publicitarias a través de las redes sociales y del famoso marketing relacional.

Es lo que conocemos hoy en día como ‘’employee advocacy’’, o más comúnmente conocido como ‘’empleados vocacionales’’. Debemos pensar que el impacto o amplitud de la difusión de estos empleados en sus redes sociales multiplicarían su impacto social en sus respectivos marcos de referencias y amistades. Todos sabemos que las personas confían más y toman más en consideración las recomendaciones de amigos y familiares que las de las propias marcas.

Todo esto debe enfocarse desde una toma de conciencia orientada a la campaña publicitaria de la propia empresa, donde vamos a tener unos participantes de primera mano y con una dedicación específica probablemente fuera de su propio desempeño o puesto de trabajo. Si una campaña de publicidad lleva implícito un coste por la contratación de estos servicios, es loable y justo premiar a nuestros propios trabajadores por los resultados de ésta ‘’campaña interna de publicidad’’.

La creatividad de los trabajadores en este tipo de campañas es primordial, siempre desde un enfoque orientado a un Plan de desarrollo de la marca, es decir, qué mensaje vamos a transmitir, qué contenido vamos a difundir, en qué redes sociales lo vamos a implantar, etc.

Una vez lanzada la campaña e iniciado el plan de acción, llega el seguimiento y la valoración, es aquí donde, de nuevo, los propios trabajadores junto con la empresa evalúan las desviaciones y el alcance de la campaña, ayudándose de estadísticas, de las acciones y del impacto que éstas mismas han tenido.

¿Que beneficio directo tiene este tipo de campañas publicitarias? Evidentemente, un efecto multiplicador. Es como el tipo de interés compuesto en matemáticas financieras. Su posicionamiento y reputación digital aumentan tanto en calidad como en cantidad al aumentar de forma considerable sus seguidores en las redes sociales. Desde un punto de vista social, la propia empresa se humaniza, se acerca más a sus posibles clientes de la mano de un conocido, de un familiar, o en determinadas circunstancias hasta de un propio trabajador por el efecto de identificación con la marca.

Esta práctica hace más partícipe al trabajador dentro de la compañía, aumenta su orgullo de pertenencia y, por ello, su mensaje al exterior ofrece mayor credibilidad, haciéndose protagonista de su propia empresa.

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