En nuestro último post explicamos cuáles eran los síntomas que nos indicaban cuándo una empresa necesita de un cambio o transformación. En éste explicaremos cómo desarrollar un Plan de Acción que nos lleve a superar la crisis o cambio organizacional con éxito asegurado.

Cuando realizamos un cambio, debemos tener claramente visualizados los motivos que nos han llevado a la situación actual y a dónde queremos llegar con la transformación de nuestra empresa. Para ello, debemos pensar en positivo y con la plena seguridad de que, cueste lo que cueste, el resultado será mucho más rentable que la situación actual.

Por la experiencia, en las empresas que hemos asesorado, para realizar un cambio, siempre hemos implantado una serie de elementos claves para el desarrollo de nuestro Plan de Acción.

Estos elementos son:

  • Agilidad

Los Planes de cambio deben ir focalizados a la acción a corto plazo. La iniciativa es clave para romper el miedo al cambio, cuanto más aplacemos las acciones de cambio más se reforzará el miedo a iniciarlo. Necesitamos un cambio de mentalidad reforzado por la visión de lo que queremos conseguir, y todas las acciones a desarrollar debemos focalizarlas en el presente con la visión del futuro. Aquí es muy importante el poder e influencia del líder de la organización.

  • Firmeza

No valen las medias tintas. Nuestra apuesta debe de ser “todo al rojo”. Guardamos esfuerzos y recursos pensando en una reserva por si el cambio no da los resultados previstos, son resultados al miedo, a lo desconocido, a la comodidad, al que dirá nuestra competencia. Cuando aplicamos cambios radicales a una situación que nos ha llevado a una crisis en nuestra organización, ya sea eliminación de clientes morosos, proveedores improductivos, políticas de precios, o un mal posicionamiento en el mercado, la mera reflexión o puesta en común con nuestros colaboradores hace que de nuestro examen de conciencia reconozcamos nuestros errores cometidos. Una Campaña mal planificada o, incluso, la elección de nuestro cliente objetivo, nos hace visualizar y compartir cómo corregir esos errores. Una vez expuestos estos errores, la opción de cambio resulta más estimulante y necesaria para la supervivencia de nuestra empresa.

  • Recursos

Si hay un testigo indiscutible que nos muestra la necesidad del cambio este es el de la tesorería de nuestra empresa. Cuando los recursos a corto plazo empiezan a fallar pensemos que hay algo que no funciona bien. La actuación normal de aquellas empresas que tienen dificultades de tesorería es pensar que son situaciones transitorias del mercado, pero es ahí donde el autoengaño surge como un aliado de nuestra crisis. La reacción en la mayoría de los casos es la petición de recursos ajenos que nos cubran estas necesidades de tesorería lo que nos hace pensar de forma engañosa que nuestros problemas se han solucionado pero, con el paso de tiempo, observamos que no sólo no se han arreglado sino que la situación ha empeorado. Una empresa con recursos financieros disponibles tiene grandes ventajas competitivas, mejores negociaciones con proveedores, mejores políticas de captación de clientes frente a la competencia, mejores políticas de incentivación a nuestros equipos.

  • La información

Debemos recuperar nuestro posicionamiento en el sector. Para ello debemos mantener una comunicación fluida y constante con todos los sujetos participantes de nuestro cambio, proveedores, clientes, competencia, entidades financieras. Debemos comunicar claramente cuáles son las intenciones de nuestro cambio o transformación a estos interlocutores, sin que quepa duda alguna a dónde vamos a llegar con nuestro cambio. Habrá alguno de ellos que no nos crea o incluso que no nos apoye. Alejémonos de éstos y busquemos en el mar de las oportunidades ya que, sin lugar a dudas, pescaremos nuevos interlocutores.

  • El objetivo

Desde mi punto de vista es el elemento de mayor importancia y por el cual muchas empresas fracasan en su implantación. Este objetivo debe ser creíble y, sobre todo, realizable. Recuerda que los elementos partícipes de éste se motivarán más a medida que vean que las modificaciones traen los resultados esperados. La situación es diferente y debemos afrontarla de manera diferente a lo que hasta ahora venimos haciendo. Nuestra dirección hacia el objetivo es nuestra nueva guía o brújula para el cambio. Si seguimos los pasos necesarios para la consecución del objetivo, sin lugar a dudas llegará nuestro éxito o meta. Tendremos o sufriremos desviaciones ocasionadas ajenas a nuestra voluntad, pero es ahí donde el equipo que ha querido acompañarlos al cambio debe de hacer florecer su creatividad, unidad y su compromiso para solventar estas dificultades que nos encontramos en nuestro camino.

  • El Núcleo

Centrémonos en lo que realmente sabemos hacer, perfeccionémoslo, y busquemos nuevas aplicaciones al mercado que hagan que nos diferenciemos. Intentar adicionar a nuestros servicios nuevas actividades y productos nos llevará a distraernos de aquello que realmente dominamos. En este punto es importante la investigación, es prioritario analizar el mercado y, cómo no, la competencia, para observar claramente qué no se hace y nosotros poder hacerlo. Si seguimos haciendo lo mismo que la competencia el error es mayúsculo. Ellos tiene su cuota de mercado fidelizada, nosotros debemos enfocarnos en qué podemos hacer para satisfacer aún más las necesidades de nuestros clientes y, si es necesario, preguntémosle qué desearían que les ofreciéramos para optimizar aún más sus resultados. En definitiva, seamos humildes y preguntemos hasta llegar a conclusiones que nos generen ventajas competitivas.

Para la implantación de estas medidas necesitamos un director, propietario o gerente acostumbrado a gestionar momentos de crisis o incorporar profesionales externos que tengan experiencia en estos cambios, o bien una simbiosis de ambos. Es decir, un profesional externo contratado para la planificación, ejecución y control de estas medidas, junto con un director o gerente que le allane el camino y le enfoque en la misión, visión y valores de la empresa. Recuerda que el corto plazo es importante y, quizás, un director tenga que enfrentarse a situaciones críticas o decisiones difíciles de transmitir a sus colaboradores más directos generando conflictos emocionales para las que no está preparado. En este caso, el consultor externo puede que sea más aséptico y no vean en él nada personal con las decisiones adoptadas, caso del personal y de los interlocutores anteriormente mencionados.

Dicho todo esto, sólo nos falta ponernos el mono de trabajo e iniciar nuestro proceso de cambio y transformación.

Si necesitas más información sobre nuestros planes no dudes en ponerte en contacto, sin compromiso alguno, a través de nuestra web.Gustosamente pasaremos por su empresa y, con mucho agrado, le escucharemos.

 

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